Pertencendo a duas gerações distintas, os poetas Mirta Rosenberg (Rosário, 1951) e Alejandro Crotto (Buenos Aires, 1978) estão entre os poetas latino-americanos que mais respeito e admiro hoje em atividade. O vídeo acima foi filmado em sua leitura na Universidade de Nova Iorque, a 7 de março de 2013, na série organizada por Lila Zemborain. A apresentação ficou a cargo de Ezequiel Zaidenwerg (Buenos Aires, 1981).
POEMAS
Una elegía
Mirta Rosenberg
En la época de mi madre
las mujeres eran probables.
Mi madre se sentaba junto a mi abuela
y las dos eran completamente de carne y hueso.
Yo soy apenas una secuela estable
de aquel exceso de realidad.
Y en la ansiedad del pasado indefinido,
en el aspecto durativo de elegir,
escribo ahora: una elegía.
En la época de mi madre
las mujeres eran perdurables,
completamente hueso y carne.
Mi madre se ponía el collar
de plata y de turquesas
que mi padre le había traído de Suecia
y se sentaba a la mesa como una especia exótica,
para que todo se volviera más grande que la vida,
y cualquier ficción fuera posible.
En la época de mi madre, las mujeres
eran un quid: mi madre nos contó
a mi hermano y a mí: ‘cuando salía de la escuela,
iba a buscar a mi padre al trabajo,
en Santa Fe, y los compañeros le decían es un biscuit,
tu hija es un biscuit, y nunca supe qué querían decir,
qué era un biscuit’, un bizcocho estando muy enferma,
una porcelana exquisita todavía para nosotros,
y mi hermano apurándola: ‘¿Y?’
No sé qué es un biscuit, ¿una especia exótica.
algo de todos modos, especial? Igual
andaba delicadamente por la casa, rozando los ochenta
como se roza una herida
con una gasa.
En la época de mi madre
las mujeres eran muy visibles.
Mi madre se miraba en los espejos
y yo no llegaba a abarcar
su imagen con mis ojos. Me excedía,
la intuía a lo lejos como algo que se añora.
Como ahora,
una elegía.
A la criatura adorable
fijada en lo remoto de la foto,
que ya a los ocho años parecía
más grande que la vida: te extraño,
aunque no te conocía. Eso fue antes
que a mí me dieras vida
en un tamaño apenas natural.
Igual,
una elegía.
Y a la otra de la foto que espero
conservar, la mujer bella que sostiene
el libro ante la hija de un año
en el engaño de la lectura:
te quiero por lo que dura, y es suficiente
leer en el presente, aunque se haya apagado
tu estrella.
Por ella,
una elegía.
Ahora soy la fotografía
y vos el líquido revelador. Tu muerte
me convierte en yo: como una ciencia aplicada
soy la causa y el efecto,
el ensayo y el error, este vacío
de la nada que golpea el corazón
como cáscara vacía.
Una elegía,
cada vez con más razón
§
Las palomas
Alejandro Crotto
Hay que ponerse rápido las medias
porque el piso de piedra está frío; en la cocina
desayunamos leche, pan con manteca y miel,
después salimos a cazar palomas
con nuestrorifle de aire comprimido,
mi hermano y yocon menos de once años
ycon botas de goma, camisa gruesa a cuadros y balines
en el bolsillo —dos o tres,
los próximos a usar, van en la boca.
Vamos dejando huellas en la helada que empieza a deshacerse,
vamos alerta entre las ramas de los plátanos,
los altos eucaliptos, el nogal, las casuarinas,
los álamos del haras, la pileta,
un tiro cada uno, caminando,
señalando de a ratos las copas del otoño.
Después, detrás del lavadero, entre frutales,
las desplumamos y las destripamos:
sosteniendo en la izquierda el peso tibio
vamos sacando plumas con la otra,
las más largas y duras en la cola y el ala,
las fáciles del pecho, las cortitas
yoscuras de la espalda, las más suaves
en el flanco, debajo de las alas en la axila;
van quedando en los yuyos enredadas hacia el lado del viento,
pegadas en las manos, suspendidas del aire
cuando se arremolina de repente;
después vamos vaciando el cuerpo, mucho más chico
ahora en relación a la cabeza: primero el buche,
aveces con semillas de girasol intactas que se pueden comer,
apenas agrias, y metiendo con fuerza los dedos hacia arriba
donde termina el esternón, girándolos
dentrodel cuerpo todavía caliente, agarrando y tirando para abajo,
arrancamos los largos intestinos y la panza, sacamos los pulmones
como una esponja rosa pegada a las costillas,
los riñones, el hígado, el quieto corazón,
que los perros atrapan sin que toquen
el suelo; en la canilla lavamos las palomas
yles cortamos la cabeza, las atamos
subidos a un banquito de la pata a un alambre hasta la noche.
Las manos queman por el frío del agua,
brillan los cuerpos en el aire, al sol; la vida
es material, y la materia
es difícil, sagrada.
§
de La Lírica Está Muerta
Ezequiel Zaidenwerg
La lírica está muerta:
se quedó
varada en un remanso hipnótico del sueño,
mientras que más allá del coágulo final de la conciencia,
en torno al lecho con dosel de plata,
junto a la cama pobre de madera y espina,
se reunían los deudos,
aguardando el instante de iniciar
la sucesión.
Con todos los sentidos humanos agotados,
la cápsula de viento que tenía su espíritu
subió rumbo a las auras, desleída en una racha
centrífuga de luz, igual que Elías en la tempestad, arrebatado
sobre un carro de fuego.
Y aunque murió la vida,
no dejó harto consuelo su memoria: nadie partió las aguas,
ni surgió un Eliseo como sucesor.
Ajenos al prodigio,
en contubernio, se llevaron el cadáver
y vino un impostor para dictar un testamento espurio,
que se arropó con sus cobijas, tibias
todavía.
La lírica
está muerta. “De muerte natural”,
según manifestaron a través de un portavoz,
“tras batallar durante largos años
contra una cruel enfermedad”.
(Fin del comunicado).
“Con profundo
pesar, sus hijos y sus hijas,
sus nietos y sus nietas y su abnegado esposo
participan de su fallecimiento
y ruegan una oración en su memoria”.
Está muerta,
la lírica. Hace ya siglo y medio,
y aunque sus herederos todavía parecen ser los mismos
–aún no peinan canas y caminan erectos, sin ayuda de nadie–,
recién ahora el expediente
(LÍRICA S/SUCESIÓN AB INTESTATO),
tras mil y una ofensivas judiciales,
tiene sentencia firme, y es posible dar curso
a la liquidación definitiva del acervo hereditario:
PROPIEDADES OFRECIDAS:
Gran oportunidad. Se vende torre. Únicamente en block.
Importantes detalles en marfil sobre fachada.
Destino: comercial o dependencias estatales.
A reciclar. Sin baños ni ventanas.
Gran profusión de espejos.
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